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lunes, 1 de diciembre de 2008

Cuando me pisan los nardos me acuerdo de Rouco y sus pantuflas


No tenia ni idea de la afición de Rouco Varela a pisar los nardos del parque de Maria Luisa. Cada vez que va de incógnito a Sevilla bien para poner a parir al Betis, ponerse morao de manteca colorá o subirse a la Giralda para ver desde arriba lo grande y esbelto que era el alminar de la mezquita almohade que destruyeron sus cabestros ancestros, se larga el tío al anochecer al parque que está hecho unos zorros y se pone a pisar los nardos, luego se mea en ellos, como hace Fabra el Mafias en la sede de Izquierda Unida de Castellón y como le gustaba hacer al Zaplana después de montarse 745 veces con su jeta habitual en la noria de Terra Mítica. Nunca entenderé porqué Rouco tiene esa manía con los nardos, y no se ceba el tío con las hortensias, las alcachofas o los jodidos crisantemos que están a tiro cuando a ese tío le da por acercarse a Sevilla a dar rienda suelta al vicio de "voyeur" que le ha inculcado Pequeñín Cañizares, el cura mandamás de Toledo y sus cigarrales, tan aficionado él a ver el canalillo de las damas toledanas en la misa de doce del Corpus.

Me he enterado el otro día de casualidad, de viaje por los Madriles y después de ver a la Espe en calcetines. Lo que le jode a Rouco de los nardos es que el capullo del Kiko Arguello no ha puesto un puto nardo en las vidrieras espantosas que el pavo ha pintao en la Almudena y por las que se llevó una pasta, que utiliza en saraos varios a domicilio. El Kiko ha pintao de todo, casullas, monaguillos, capullos en actitud petitoria, pedigrís agilipollaos, palomos cojos, luciérnagas furiosas, calandrias resentidas, agapornis lubrantes, rododendros pata negra, estulticias amorosas, requiebros enfervorecidos. Pero nardos, no. Y eso Rouco es que no lo puede soportar, ya que cuando hizo la primera comunión en el desayuno le pusieron nardos en alcanfor y quedó tocado para siempre. Y es que te ponen en la primera comunión un nardo en alcanfor y acabas amargao, resentido y con mala hostia toda la puta vida. Por eso, después de cargarse los nardos en el Parque sevillano el muchacho se disfraza de nardo capuchino y le pueden dar hasta las tantas haciendo el gilipollas de la guisa de la foto que le sacó el Kiko en una noche de farra y ludibrio en los bajos fondos hispalenses.